PROTEGER PARA CONSERVAR


Tras la modificación del proyecto constructivo de la M-50, que libraba de la destrucción la zona de mayor densidad de pozos de Casa Montero, se hizo necesario tapar la zona protegida. Para ello se tomaron dos medidas. En primer lugar se procedió a rellenar los pozos ya excavados con arcilla expandida que presenta una serie de ventajas respecto a otro tipo de rellenos:

  • Su baja densidad reduce las sobrecargas.
  • Es un material autocompactable, lo que evita riesgos de aplastamiento y daños en los restos arqueológicos.
  • Tiene baja compresibilidad y no se producen asentamientos tras la colocación.
  • Actúa como drenante.
  • Es un aislamiento térmico natural y protege contra las heladas.
  • Es un material inerte e imputrescible, que no se deteriora con el tiempo e impide el crecimiento de vegetación o la proliferación de hongos
  • Es natural recuperable y 100% reciclable.
  • Permite su colocación y retirada por bombeo mecánico, lo que facilita y abarata ambos procesos.
  • En caso de incendio, protege los restos de la acción del fuego.

De la gama de productos de Arcilla Expandida existente en el mercado se seleccionó la ARLITA G-3, con un grano de 6-16 mm y capacidad de absorción (23+3%).
Posteriormente se procedió a cubrir con geotextil la superficie de los pozos a fin de evitar la mezcla entre el aporte de la cobertera vegetal y la arlita de relleno e impedir la proliferación de raíces hacia el interior de los pozos.
Como último paso para la protección física del yacimiento se repuso el terreno vegetal sobre toda la superficie preservada. La potencia del estrato repuesto osciló entre 0,70 y 1,15 m de espesor para impedir que el movimiento de vehículos o maquinaria, si existiera, pudiera repercutir negativamente sobre los restos arqueológicos.